Pequeños hoteles con encanto en ÍTACA

Llegar a la isla de Ítaca lleva implícito un viaje mítico. Aquí Homero, el autor de la Odisea, coronó a Ulises como rey, donde retorno tras años de exilio. Si la escoges como destino, no olvides poner en tu maleta este espléndido poema épico griego, que data del siglo VIII a.C. A Ítaca únicamente es posible acceder desde las islas Jónicas vecinas, archipiélago al que pertenece. Y es parte de la aventura de explorarla.

De orografía escarpada y boscosa, en el interior disfrutarás de su autenticidad paseando por caminos rurales, entre olivos, viñedos y pinares. Y en la costa, sus playas aseguran la inmensa paz de los lugares poco frecuentado. Todavía, un verdadero paraíso.

La capital Vathy permanece resguardada en una gran bahía, a la que se penetra a través de un estrecho brazo de mar. Las casas de este pueblo pesquero, donde reina la sencillez, se despliegan por la falda de la montaña encaradas a uno de los puertos naturales mayores de Europa.

Con forma de ocho, la isla queda prácticamente dividida en dos áreas unidas por un estrecho paso de tierra: Ítaca del norte y del sur, esta última la más campesina. Entre las mejores playas se encuentran Dexa (donde Ulises desembarcó tras su odisea), o la más escondida Asfales, abrazada por imponentes acantilados y bosques. Si asciendes al Monasterio de la Virgen Kathariotissa, gozarás de una panorámica maravillosa.