Pequeños hoteles con encanto en CIUDAD DE LUXEMBURGO

Capital de ese pequeño país europeo del mismo nombre, la orografía sobre la que creció la hace única. Sobre rocas entre los desfiladeros de los ríos Alzette y Pétrusse, los desniveles y miradores naturales resultan fascinantes. Le Chemin de la Corniche, sobre las murallas de la ciudad, ofrece vistas espectaculares y una compresión de sus dos estratos: La Ville Haute y La Ville Basse.

Los túneles de Bock Casemates son de visita obligada: una red de 17 km de galerías de uso militar, empleadas desde la Edad Media como fortaleza natural y refugio de asedios. Su singularidad le ha valido ser Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

El barrio de Grund, en la parte baja de la ciudad donde antaño vivían los artesanos, rezuma encanto y romanticismo. Una serie de ascensores conectan toda la zona baja con la parte alta. Puentes y viaductos, para unir barrios, son otra de las señas de identidad de Luxemburgo. Despuntan el puente Adolfe y el Viejo.

Entre los edificios oficiales remarcables: el Palacio Ducal de Luxemburgo, del siglo XVI, y la Catedral de Luxemburgo, de estilo gótico con la cripta de los reyes del ducado. Cuna de la Unión Europea, Luxemburgo es hoy un notable centro financiero y administrativo. Merece la pena visitar el moderno barrio de Kirchberg, que acoge algunas de las instituciones de la Unión Europea, y el Mudam, Museo de Arte Moderno diseñado por I.M. Pei.