Pequeños hoteles con encanto en FEZ

El laberinto de calles medievales de la antigua Fez emana una vitalidad vibrante. La medina con su actividad comercial en los múltiples zocos o el ritual de tomar el té a la marroquí envuelve de exotismo esta ciudad al norte de Marruecos, que otrora fue capital del país.

La pervivencia de la tradición artesanal se manifiesta en la belleza de sus curtidurías - como la de Chouwara- que apela al sentido de la vista pero también el olfato. O en el trabajo de los caldereros en la plaza Seffarine, con el repiqueteo metálico. El arte de la talla con madera, desde muebles a instrumentos musicales, tiene su templo en el Museo Nejjarine de Arte y Artesanía de la Madera, instalado en una exquisita antigua fonda del siglo XVIII.

La cultura árabe ha dado lugar a joyas como la Medersa Attarine, construida en el siglo XIV bajo el mandato del sultán Abu Said. Su abigarrada ornamentación con frases del Corán semeja un delicado trabajo de encaje. O a la Mezquita Karaouine, donde se fundó la universidad más longeva del mundo. La Mezquita de los Andaluces es reconocible por su minarete verde y blanco.

Fez es también una ciudad de deliciosa gastronomía para afinar paladares, con el cuscús y el tajín como platos estrella. Los riads o casas tradicionales entorno a un refrescante patio interior, son otro de los tesoros de la ciudad. Espectaculares palacetes de tradición árabe han sido reconvertidos en hoteles boutique con mucho encanto.